Beneficios de aprender música: niños (8-12)
La música es un elemento casi imprescindible en nuestras vidas. Continuamente estamos rodeados de melodías y canciones, siendo una forma de expresión universal que posee efectos muy positivos sobre las personas, sobre todo en sus primeros años. Desde el útero va conformando ya nuestro cerebro y, durante los primeros meses, ayuda a nuestro desarrollo motor, cognitivo, social y del lenguaje.
Pero además, es uno de los pasatiempos preferidos durante la infancia. Para muchos adultos es un elemento clave en su rutina diaria, lo que les ayuda a entretenerse, relajarse y echar a volar su imaginación. Sin embargo, sus ventajas comienzan ya desde la infancia.
Los niños disfrutan cantando, bailando y tocando instrumentos. De hecho, es habitual verlos tarareando, moviéndose y repitiendo las letras de sus canciones preferidas. Pero lo cierto es que también suponen un importante impulso para su crecimiento, ayudándoles a desarrollar numerosas habilidades básicas.
Por eso, no es extraño que se introduzca ya en las etapas preescolares, cuando el niño empieza a expresarse de otro modo y es capaz de integrarse de manera activa con otras personas. A lo que hay que sumar que le permite conseguir una mayor autonomía en sus actividades habituales, ampliar su mundo de relaciones y aprender a cuidar del entorno y de sí mismo.
¿Cuáles son los beneficios de la música para niños de 8 a 12 años?
Diversas investigaciones han demostrado la importancia de la música en el desarrollo intelectual, estimulando considerablemente la actividad neuronal. De hecho, es el estímulo humano que activa más zonas del cerebro. Por eso, la exposición a la música desde edades tempranas tiene efectos muy beneficiosos para los niños.
En este sentido, aprender a tocar un instrumento es uno de los mejores recursos para fomentar las capacidades sociales y cognitivas durante la etapa preadolescente. Convirtiéndose además, en un elemento clave para liberar emociones.
Es cierto que la mayor parte de los niños lo hacen por entretenimiento, pero su práctica regular influye de manera muy positiva en ellos. Y es que desde que empiezan, se ejercitan importantes habilidades cerebrales, se agudiza el oído y se mejora la capacidad de expresión. Pero además, favorece la formación de los rasgos de la personalidad del niño y mejora la autoestima.
1. Fomenta el desarrollo de las habilidades motoras gruesas y finas
Para mantener la coordinación mientras se toca el piano o rasgar bien las cuerdas del violín, es necesario un buen entrenamiento de las capacidades motoras gruesas y finas. Por eso, cuando los niños aprenden a tocar un instrumento, van consolidando sus habilidades motrices y van coordinando sus extremidades para crear música. Pero además, aprenden a controlar sus movimientos y sus músculos.
2. Es positiva para la salud
La música tiene el poder de fortalecer el sistema inmunológico y aliviar el dolor. Pero también ayuda a coordinar los latidos del corazón y la respiración, logrando relajar y calmar. Oír melodías alegres y tranquilas ayuda a recuperarse tanto física como mentalmente.
3. Favorece el bienestar emocional
El contacto con juguetes e instrumentos musicales favorece el bienestar emocional de los niños. Liberan energía y su autoestima aumenta, lo que resulta especialmente beneficioso para los más pequeños, que suelen frustrarse con facilidad y no siempre saben expresar sus sentimientos. En este sentido, las canciones y melodías son uno de los recursos de comunicación y expresión más eficaces que existen.
4. Desarrolla la psicomotricidad y estimula la expresión corporal
A través de la música, el niño descubre y desarrolla las posibilidades sonoras y de movimiento de su propio cuerpo, tomando conciencia de su estructura corporal de forma gradual y a conocerse mejor. Cuando los niños bailan, siguen el ritmo de la música, encontrando una nueva manera de expresión con el cuerpo. La combinación del baile y la música favorece el equilibrio, los sentidos, la coordinación y el desarrollo muscular. Pero además, reduce los niveles de estrés y ayuda a conciliar el sueño.
5. Aumento de la memoria, la atención y la concentración
Al tener que atender la letra y la melodía de las canciones, los niños aprenden a recordar y recrear lo que han oído al mismo tiempo que se divierten. Una actividad que les encanta y con la que fortalecen la atención, la memoria y la concentración.
6. Fortalece las capacidades lingüísticas
La música también juega un papel clave en el desarrollo de las habilidades del lenguaje en esta etapa de la infancia. Tanto las letras de las canciones como tocar un instrumento puede ayudar a hacer un uso adecuado de la lengua y a ampliar el vocabulario.
7. Promueve la imaginación y la creatividad
Los instrumentos musicales son un fantástico recurso para estimular la imaginación y la creatividad, y despertar la curiosidad de los más pequeños.
8. Mejora las habilidades cognitivas
Aprender a tocar un instrumento musical tiene efectos muy positivos sobre el fortalecimiento de las habilidades cognitivas y el desarrollo del cerebro. Por ejemplo, se ha demostrado que los niños que tocan el tambor, la guitarra o el piano tienen una mayor capacidad para concentrarse y solucionar problemas.
Pero además, la música estimula la actividad de las neuronas, haciendo que sean más eficientes a la hora de transmitir las señales. Con el tiempo, esto ayuda a mejorar la memoria y a que el pensamiento sea más rápido. Y, al mismo tiempo, favorece el desarrollo del pensamiento lógico y crítico, y estimula las zonas del cerebro que se asocian con las matemáticas.
9. Favorece la socialización
Los niños que aprenden a tocar un instrumento suelen tener mejores dotes sociales, relacionándose mejor con su entorno. La confianza en sí mismo y la autoestima se fortalecen, por lo que son menos tímidos a la hora de interactuar con otras personas.
10. Entrena la paciencia
Los patrones de aprendizaje de la música fortalecen la habilidad de la paciencia. Los niños no suelen dar mucha importancia a este rasgo y cuando aprenden a tocar un instrumento, se dan cuenta de que hace falta tiempo para que suene bien. Eso sí, es fundamental que les demos orientación y apoyo para que no se rindan cuando encuentren alguna dificultad.
11. Brinda un aprendizaje constante
La música enseña a los niños a valorar el aprendizaje constante. Muchos se enamoran de este arte y deciden explorar sus diferentes facetas. Por este motivo, cuando ya dominan un instrumento, es habitual que quieran aprender a tocar otro o empiezan también a cantar o a componer sus propias canciones.
12. Implantación de rutinas
Al relacionar determinadas actividades con la música y canciones específicas, el niño se acostumbrará a realizarlas cuando vuelva a escuchar la melodía que relaciona con ellas, logrando que sea más disciplinado también en otras actividades de su vida cotidiana.
En definitiva, aprender a tocar un instrumento musical durante la infancia supone un gran apoyo que contribuye al proceso de desarrollo integral de los niños. Destacando especialmente su contribución al desarrollo cerebral, afectando una vez pasados los años también a los adultos. Por eso, animarles a disfrutar de este arte ya desde edades tempranas es una magnífica idea.
Tanto los educadores como los padres tienen que conocer los efectos positivos de la música para ser conscientes de lo importante que es el uso de las canciones y las melodías en la educación del niño y para saber proporcionarle el ambiente idóneo para fortalecer su desarrollo.