21 octubre 2024

¿Por qué estudiar música?

Cristina del Río Villegas

La música puede cambiar a las personas, lo que ofrece una gran aportación para transformar el mundo que nos rodea. Educar con la música se nos muestra como un ámbito singular para acompañar a las personas en su camino de maduración personal, ¿se puede?

La educación musical abre las puertas a un universo de conocimiento y cultura

¿Qué tiene la música que está en todas partes, que nos acompaña en todo momento?
Escucho algo y me hace reír, recordar, llorar, emocionarme… ¿qué extraño poder tiene sobre nosotros? Cuando canto me cambia el ánimo, pero, aún más, si cantamos juntos, me siento más unido a ti. Cuando toco un instrumento, toda mi persona se pone en juego. En este tiempo que nos resulta tan necesario encontrar puntos de apoyo para educar, la música nos tiende su mano como herramienta pedagógica única, que nos ayuda a enriquecer el proceso de formación y nos ofrece esa experiencia del bien y la belleza que todos necesitamos.

La música ha sido una parte integral de la humanidad siempre, es una muestra de que lo intangible existe. Eleva nuestra mirada, nos toca el corazón. Desempeña un papel crucial en nuestras culturas y tradiciones. Pero más allá de su valor artístico, la formación musical tiene un impacto profundo en el desarrollo cognitivo, emocional y social de las personas.

La música es una forma poderosa de expresión emocional

Participar en actividades musicales, ya sea tocar un instrumento, cantar en un coro o componer una canción, ofrece un cauce de comunicación, creatividad y crecimiento personal único.
Si queremos reforzar la autoestima, la música lo hace, te permite alcanzar logros que nunca imaginaste y de los que te sientes orgulloso. Si queremos reducir el nivel de estrés o ansiedad, qué mejor que la práctica de un instrumento musical o escuchar “Claro de Luna” de Debussy. Es completamente terapéutica.
Pero pensemos en el poder de la música cuando lo que hacemos es compartirla. O dando un paso más, hacer música juntos, es decir, participar en una agrupación musical, coro, orquesta o banda escolar. Este tipo de actividades musicales grupales, fomentan el sentido de pertenencia y comunidad. Desarrolla habilidades de comunicación, cooperación y trabajo en equipo hacia un objetivo común. Ayuda a que los alumnos aprendan a valorar la contribución de los demás, a apoyarse mutuamente, mejora las habilidades sociales y relaciones interpersonales.

Tocar un instrumento, propicia la disciplina y la perseverancia

Aprender a tocar un instrumento, requiere práctica constante y dedicación, lo que puede traducirse en una mayor capacidad para enfrentarse a desafíos en otras áreas.
En este sentido, cabe destacar una propuesta de formación musical instrumental y orquestal denominado Programa Grado Musical e implementado en colegios, donde los alumnos tienen la oportunidad de aprender a tocar un instrumento y formar parte
de una orquesta. El programa acompaña a los alumnos desde edades tan tempranas como los tres años hasta la universidad, permitiéndoles obtener una titulación musical al tiempo que se benefician de todo lo bueno que la música les ofrece.
Es esta una iniciativa de gran valor que no solo proporciona habilidades técnicas instrumentales, sino que también fomenta un entorno de aprendizaje inclusivo y colaborativo, donde los estudiantes se benefician de un soporte mutuo y de la sensación de un logro común al trabajar juntos para sacar adelante partituras complejas. Esto produce una verdadera transformación de la comunidad educativa.
La orquesta fomenta un ambiente de cooperación y respeto, donde cada estudiante aprende a valorarse a sí mismo y a los demás. Esta experiencia colectiva enriquece la vida escolar, creando un sentido de identidad y pertenencia que va más allá del aula, y brinda a los niños una experiencia única y enriquecedora.

Numerosos estudios han demostrado que los estudiantes que participan en programas de música tienden a tener mejores resultados académicos, lo cual es especialmente evidente en materias como las matemáticas y las lenguas.
Además, la educación musical, puede mejorar la capacidad de los estudiantes para concentrarse y prestar atención en clase. Promueve la conciencia cultural y la apreciación del patrimonio global. Al explorar diferentes géneros y estilos musicales, los estudiantes pueden desarrollar una comprensión más profunda y un respeto por las diversas culturas del mundo. Esto no solo enriquece su educación, sino que también los prepara para vivir y trabajar en una sociedad globalmente interconectada.
Resulta importante poner el foco en nuestras comunidades educativas para que centren la atención en todos estos recursos que la educación musical ofrece, es una herramienta poderosa, que parece ha quedado fuera de nuestro entorno escolar.

Pongamos en valor aquellas comunidades, que de un modo muchas veces contracultural, en esta sociedad que se centra más en la tecnología y la inteligencia artificial, apuestan por este camino. Es crucial que los colegios y comunidades apoyen y fomenten la educación musical, reconociéndola no solo como una forma de arte, sino como un componente esencial del desarrollo humano.

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